Confianza

Un estado maduro se basa, o debería basarse en ejemplos recordables y accesibles, de ahí que hayan de progresar todas las sensibilidades. Las más desarrolladas y las menos, con memoria latente para algunas de ellas.

Los actores subliman situaciones dirigiendo actos emocionales en combinación con directores y experiencias. Valga el subconsciente en cuanto a la palabra escrita, si bien la efectividad se encuentra en la nitidez e imaginación inherente a la fotografía o el vídeo, ambos igual de intuitivos. Las bellas facciones y personalidades gustan a todo el mundo por lo que una verdadera actuación siempre es bien recibida. Dignos de admiración los que destacan de la media por alguna cualidad, y con más razón si son reconocidos. Tomamos como nuestros puntos de referencia a las personas más cercanas.

La confianza se pone a prueba constantemente para estar reforzada si llegan tiempos de crisis. Una visión que ha de ser demostrada cada vez antes de ser rebatida. Se puede aportar confianza mediante hechos y recuerdos personales comprobados como cocinar, viajar, fotografías, objetos. Una técnica extendida es la de suministrar por si "pasa algo" dosis de ansiedad, angustia, impotencia. Así se tapan lealtades, y se afirman relaciones, aficiones y afinidades.

Cuando se visualizan ejemplos contrarios a lo que se predica y se ha ido cultivando en una interacción se produce una pérdida total de confianza, como pueda ser el ejemplo gráfico de "una rata en la sopa", que echa por tierra los lazos de confianza que había al acudir a ese lugar. La costumbre de dirigir estas situaciones indicará el camino a seguir para gestionarla.

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Al acceder a su memoria física sin estar atento al momento presente, puede carecer de confianza al hablar o decir cosas sorpresivamente que no vienen a cuento. Es conveniente hacer una introducción a veces de lo que se quiere decir.

Puede que haya demasiado apoyo en algunos sectores de la población, lo que finalmente resulta desequilibrado. Algunas veces esquemas difusos parecen tener más aceptación que demostraciones sólidas y claras.

La aceptación de un legado supone confiar en los consejos y sabiduría recogidos en él y que han servido de utilidad para la coyuntura que existía en aquel momento. Es importante saberlo interpretar adecuadamente. Personas con poco margen de acción debido a sus particularidades pueden ser confiables en lo que están acertadas y se han entrenado para ello.

Se le da importancia a la confianza en un conjunto de personas puesto que la gratificación puede ser muy valiosa. Personas lejanas pueden no ayudar tan mesurablemente como las cercanas. La falta de confianza no tiene aceptación en la actualidad. Se dice que una persona es de confianza cuando siempre consigue sus objetivos. El reconocimiento social ayuda a ser garante de la confianza general en algunos momentos. Caer bien está siendo más aceptado que llevar razón.

Al desear y pedir objetivos más altos, que difĂ­cilmente consigue uno sólo, puede que la confianza sea depositada en personas con grandes recursos y gran éxito en la vida. Al conseguir objetivos por medios no loables la confianza se ve empobrecida porque el logro está manchado.

 

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En mi primera visita al Parque del Castillo Palomar con mi madre, hemos hecho un remake de la anterior sesión de fotos, en la que, tras varias tiradas, hicimos una selección (yo mayoritariamente) de las que más nos gustaron. Con ese guión previo, y en una tarde soleada nos dispusimos a retomar el anterior domingo que tan novedoso fue. Para ello contamos con la ayuda de la bicicleta, el móvil, y gafas de sol. Para esta sesión nos abstuvimos de la bicicleta y otro vestuario, y usamos gafas de sol. Es difícil hacer una buena sesión si no tienes buena sintonía con el fotógrafo, en este caso es mi madre y sí que recordamos los tiempos en los que teníamos un estudio familiar para sacar adelante algunas de ellas. Sonreir a la cámara ha de resultar espontáneo y a veces no es la mejor toma o quieres una foto del fotógrafo que no entiende en ese momento. Para finalizar alguna instantánea que no sale en el guión, y algo de trabajo de edición a ordenador.

 

 

 

                                                                                                                

Este Pilar ha sido diferente por una sola razón en especial, y es que, con la ayuda de mi tio Miguel porque es su traje, he decidido vestirme de baturro como cuando era pequeño coincidiendo con el Día de la Hispanidad en España y Zaragoza.

El día se ponía soleado y bonito después de la ofrenda del 12 de octubre. Muchos oferentes seguían en las calles y miles de flores rebosaban el manto de la Virgen lista para la ofrenda de frutos, me encontré con mi madre a la hora esperada y, para mi sorpresa vestida de baturra con su traje típico regional. La idea inicial era vestirme yo sólo. Cientos de personas nos abrumaban y cautivados por el ruido nos hicieron algunas instantáneas, tanto con la Virgen, como en el Parque. Salimos a comer y finalmente a la tranquilidad de la tarde le lancé un clavel. ¡Felices Fiestas del Pilar!

 

 

 

                                                                                                                

Conocí a Tite hace años en un concesionario de coches a las afueras de la ciudad. Había estado interesándome en adoptar a un gato y encontré una asociación que se dedicaba al cuidado de gatos. Estuve esperando un mes entero a que me dieran al animal ya que todavía era joven y había que esperar. Después de un breve encuentro y de conocer a su hermana que se parecía bastante, recuerdo que se me saltaron las lágrimas al separarle de ella y escuchar como maullaba en el coche al llevarle por primera vez a mi casa, su nuevo hogar. Una vez allí hizo una rápida inspección de la zona y en poco tiempo estaba totalmente adaptado. Posteriormente mi madre introdujo a Ratifú en el domicilio, una gata callejera que había sido abandonada por su madre. Ahora es su compañera. Ambos han llevado una vida buena en casa y se han portado bien incluso con los muebles. Ahora les veo menos, cada finde semana o varios días al visitar a mi madre. Se llevan bien y no hay discusiones. Le gusta salir a pasear por las mañanas al parque, dormir gran parte del día.

 

                                                                                                                

Todavía recuerdo las vacaciones que pasamos en Benicarló con mis abuelos maternos al tener yo unos 6 años, escena familiar de verano en la casa de Valencia, de la que guardo buenos recuerdos y alguna que otra fotografía como ésta. Ese día comimos paella y ensalada que cocinó mi abuelo Félix. É trabajó de cocinero y mi abuela María como ama de casa, ambos cuidando de los animales del corral que tenían en su casa de Casetas. Mi abuela era de Belchite y los domingos íbamos a comer con ellos.

En la foto de inicio aparezco bañándome en la costa de Castellón con un flotador adentrándome en el agua con mi pequeño cuerpo. Mi padre, apoyándose en su profesión hizo esta imagen como se ven pocas, desde el agua, con la playa como fondo escénico del conjunto. Por eso he elegido ésta.

Finalmente salimos en un paisaje que nos gustó de un viaje.

 

 

 

 

Marcietys