Tarjetas de crédito

 

Pagos con tarjeta.

A continuación una historia que viví personalmente:

“En un ataque a los usuarios cómplice del capitalismo más tergiversado, las tarjetas de crédito parecen la salvación para la transferencia del patrimonio.”

 

En el escrito y denuncia personal remitida a la policía en relación a un cobro indebido, decía lo siguiente:

Al pagar con mi tarjeta de crédito, se me descontó un importe diferente al que aparecía en el sistema de pago, y el destinatario era el uso del nombre de una empresa pública española, finalmente usurpado, debido a unos costes de aduana por unos productos internacionales a comprar. Estamos hablando de unos estafadores y de un atraco virtual; probablemente conocidos por la policía por la necesidad de la asociación de la persona con el número de teléfono por seguridad. Posteriormente y hablando con el banco, las facilidades con su servicio VISA en este caso, fueron inexistentes. A diferencia de los pagos con dinero en efectivo, con tarjeta no es posible realizar el reembolso del dinero abonado, ni siquiera teniendo el comprobante de pago. Éstas empresas de tarjetas acarrean con este tipo de robos, dando menos opciones a reclamar a sus usuarios, servicios utilizados por el banco para añadir supuesto valor. Terceros en discordia realizan sus operaciones sin pudor e impunemente. En el caso de una investigación más certera, rogaría la indemnización al usuario en un tiempo razonable. Existe la trazabilidad de las operaciones a distancia que quedan registradas en los timos y estafas, y no se devuelve el dinero a los usuarios. En España se está permitiendo el envío de mensajes con enlaces a sitios web ilegales.”

Las empresas de pago a crédito y a débito constituyen finalmente una bolsa económica de negocio en la que el dinero va pasando de unas manos a otras y es acumulado por el mismo agente gestor. Además de que existe inmunidad para los defraudadores, en su metodología introducen frases coercitivas en las difusiones de mensajes en los que solicitan el acceso económico a su dinero. Existe impunidad en la utilización del nombre de compañías públicas para fines privados.

¡Siguen permitiendo enviar SMS de fraude sin discreción las compañías telefónicas! Siendo estos redirigidos a una página web, para perjuicio del usuario final. El servicio proporcionado para las tarjetas de pago a crédito y débito es insuficiente en relación con las opciones de la tecnología actual. Los ciudadanos ya piden más derechos y menos riesgos al utilizar según que accesorios bancarios.

No sirven las tarjetas de crédito como estándar económico universal ya que en comercios sólo las pueden utilizar las personas dando sus nombres y apellidos. Es dinero privado. Y se paga una cuota por él porque esa transacción lleva nombre propio. Con Bizum ,puedo prescindir de las tarjetas de crédito y me evito robos y sorpresas. Con Paypal puedo pagar mediante tecnología móvil sin necesidad de intereses y gastos de tarjetas entre otras.

 

 

Marcietys